A veces me pregunto por qué esto de hacer deporte puede llegar a ser tan adictivo. Alguna razón debe haber para que, incluso estando enfermos, decidamos ir a una carrera sabiendo que no es lo más adecuado.
El hecho es que días atrás venía arrastrando un gripazo que me había dejado fuera de combate, y ya desde el viernes daba por hecho que no correría en el Tanque. El sábado me levanté fatal debido a que me había pasado toda la noche sonándome y con dolor de cabeza, así que decidí que lo mejor y más recomendable sería quedarme en casa descansando y recuperándome, o al menos eso me hacía pensar mi lado responsable. Pero mi otro lado, el que está enganchado al deporte, me decía que quizás podría ir al Tanque a intentarlo, y que aunque fuera despacio podría acabar la carrera.
Está claro que era una locura, pero bueno, tampoco perdía nada. Si me encontraba muy mal me retiraba y asunto resuelto. Por supuesto tuve que luchar contra mi lado responsable, y sobre todo contra toda mi familia y Raquel, que intentaron convencerme una y otra vez para que no fuera.
Pero al final ahí estaba yo comiendo a las 3 de la tarde a toda prisa para intentar estar en el Tanque antes de las 3.30 de la tarde. ¿Pero que cojones estoy haciendo? Pensaba mientras conducía y me sonaba cada 30 segundos para no llenar de mocos mi camisa de Tenerifetrail. Encima, al llegar pude comprobar que la climatología no era la más óptima para curarse de un gripazo, pero bueno, para eso tenemos el Buff (gracias Basilio), los manguitos, las camisas térmicas y demás prendas de abrigo.
Así que a las 4 de la tarde me encontraba yo junto a otros trescientos locos (y locas) en la salida del Medio Maratón del Tanque, sin muchas fuerzas y con dificultad para respirar por culpa de una congestión nasal, pero contento por haberme decidido a pasar un rato haciendo lo que me gusta y compartiéndolo con todos los amigos que allí estaban.
Y nada, se dio la salida y como siempre salieron todos como si corrieran delante de un toro por la calle Estafeta en San Fermín. Yo salgo todo lo rápido que mis pulmones y mi congestión nasal me permiten para no asfixiarme.
Comienza la subida de casi 8 kms. Casi todos corren, yo también lo hago pero en breve decido subir caminando, ya que no quiero forzar demasiado. Prefiero ir despacio que aún queda mucho. Además, tengo el pulso más alto de lo normal, seguramente debido a la gripe. Cada cierto tiempo tengo que ir sonándome y tengo algo de tos, pero bueno, me animo a mi mismo cuando adelanto a alguien. Termina la subida y llegamos a la pista del Canal de Vergara, con algo de esfuerzo, pero sabiendo que he reservado algo para los 15 kms que faltan.
Comienza la parte llana y noto algún calambre en el gemelo. Me paro a estirar. Sigo corriendo y parece que se me pasa. Por suerte no tuve que parar más por esta causa. Voy adelantando a varios participantes, aunque intento no pasarme y mantener un ritmo constante. Veo a lo lejos a los primeros pasando por el Hotel "Los Partidos de Franquis". Me imagino como habrán subido los jodidos, jeje.
Llego al hotel y hay gente que va caminando. Algunos con calambres, otros porque han subido demasiado rápido supongo. Giro a la izquierda y rodeamos la montaña. Voy bastante cómodo aunque no puedo respirar todo lo bien que quisiera y sigo con el pulso más alto de lo normal. Llegamos a la carretera que nos lleva a la ermita. Aquí hay gente que anima y aplaude muchísimo.
Empieza la bajada, voy alargando la zancada y alcanzando a participantes. Algunos me dejan pasar, otros los tengo que adelantar. Pienso que quizás voy demasiado rápido, pero bueno, a mi lo que me gusta es bajar en plan kamikaze, así que disfruto del momento.
Aunque sigo con la nariz medio congestionada, cada vez me voy encontrando mejor. Debe ser que ya me he librado de varios virus por el camino, jeje. Seguimos bajando y disfrutando de la carrera, es lo que tiene ir sin prisas.
La verdad es que los kilómetros van pasando casi sin darme cuenta y llego a la primera subida chunga. Se nota en las piernas el cansancio, pero bueno, subimos tranquilos. Llegamos arriba y ahora toca bajar de nuevo. Ya está oscureciendo y, aunque hay luna llena, casi no se ve el camino en las zonas más cubiertas. De repente alcanzo a un grupo que va en fila india bajando por un sendero bastante embarrado. Todos van despacio por miedo a caerse. Yo con ganas de bajar rápido, pero aquí es imposible adelantar. Toca esperar a que lleguemos al final del sendero. Lo malo es que justo después nos espera la famosa subida de las antenas, jeje.
Comenzamos la "subidita" y aquí todos dejan de hablar, jeje. Sólo se escuchan los resoplidos de la gente, incluídos los mios. Joder, que dura la puñetera subida. Además está embarrado y cuesta mucho más. Veo un cartel y me pregunto si es una señalización que ha puesto la organización. ¿Qué ven mis ojos? Dice "Sonría por favor" "Ánimo Tenerifetrail" "Campeones". Y allí estaba Carmelo animando y gritando. Era como si tirara de mí con una cuerda y me ayudara a subir, jeje. ¡¡Gracias Carmelo!! Bonita sorpresa habías preparado.
Pues nada, ya sólo queda bajar hasta la carretera y la meta sera nuestra. La bajada es bastante peligrosa. Ya es de noche y el suelo está muy resbaladizo, aparte de que hay grandes surcos. Bajamos con cuidado. Aquí también hay un pequeño atasco, pero bueno, mejor ir despacio aprovechando la luz del frontal de el chico que va delante.
Antes de llegar a la carretera adelantamos a Pedro Millán (http://www.eldia.es/blogs/malpais/). Va bastante tocado, arrastrando una pierna. Me dice que le ha dado un calambre. Le animo diciéndole que ya está llegando a la carretera. Supongo que tampoco le haya servido de mucho.
Llegamos a la carretera. Sólo quedan poco más de 2,5 kilómetros. Empiezo a trotar y pienso que hace un par de semanas fui corriendo desde aquí hasta la gasolinera sin problemas, pero hoy arrastro unos cuantos virus encima, así que subo caminando. No se ve nada por la niebla. Menos mal que los coches pasan despacio. Superamos la parte más dura y vuelvo a trotar en el llano. Ya no queda nada, por lo que decido seguir corriendo. Casi todos van caminando y los adelanto. Les animo a que corran, que el final está cerca. Algunos me acompañan. Entre ellos Jesús Díaz, hermano de Isidro, un amigo triatleta. Y así cruzamos la línea de meta Jesús y yo juntos.
Bueno, al final conseguí mi objetivo. Está claro que no estaba en las mejores condiciones para correr, pero al final creo que mereció la pena haber venido. Además, hoy me encuentro mucho mejor de la gripe, jeje.
La carrera ha sido muy bonita, aunque el recorrido se hizo bastante duro debido a que muchas zonas estaban bastante embarradas y a una climatología algo adversa. Felicidades a los 278 participantes que consiguieron acabarla, especialmente a los ganadores de la prueba, Pepe Padrón y Sonia Prieto, y como no, a todos los amigos de Tenerifetrail, que hicieron un auténtico carrerón.
Agradecer a Rayco y Basilio que hayamos podido disfrutar de esta prueba tan bien organizada, con unos avituallamientos y balizajes perfectos, que hacían casi imposible perderse. Sin duda un éxito. También tengo palabras de agradecimiento para Aarón, de Bichillo Runner, por estar siempre presente con su cámara fotografiando y animando a los participantes.
Y como siempre digo, el próximo año repito, aunque espero que en esa ocasión los virus me den una tregua ...
Y como siempre digo, el próximo año repito, aunque espero que en esa ocasión los virus me den una tregua ...